El resultado aritme?tico de las Elecciones Generales del 20D parece indicar que deberi?a haber nuevas elecciones en marzo al no conseguir ningu?n partido las mayori?as necesarias ni la posibilidad de pactos estables que den continuidad a la accio?n de gobierno.
No creo que unas nuevas elecciones generales solucionaran gran cosa: puede ser que el PP consiguiera algu?n voto ma?s si cambia el candidato a costa de Ciudadanos y, tambie?n, entrari?a dentro de lo posible que Podemos pudiera hacer valer el voto u?til de la izquierda ganando algu?n voto de Izquierda Unida. Pero el estancamiento posterior seri?a parecido al actual. Con el peligro para la izquierda que, llegados a este punto, la oligarqui?a y la Europa merkeliana exigieran -ahora ya de forma inapelable- el gran pacto PP–PSOE–Ciudadanos.
Ante esta perspectiva, y como que las guerras no se ganan en una batalla, desde la izquierda seri?a recomendable que Rajoy pudiera gobernar en minori?a -con la abstencio?n de PSOE y Ciudadanos– y, evidentemente, sin entrar ninguno de los dos en el gobierno: porque de hacerlo, Ciudadanos se convertiri?a en un ape?ndice del PP y, a corto plazo, seri?a absorbido -cuando de lo que se trata es de sustituirlo a medio plazo-, y, en el caso del PSOE, porque ningu?n militante entenderi?a el pacto y acelerari?a la pasokizacio?n de los socialistas espan?oles. Y, adema?s, porque a ninguno de los dos –Ciudadanos y PSOE– les interesan unas nuevas elecciones ahora porque son los que ma?s tienen que perder.
Me dira?n ustedes que co?mo vamos a permitir gobernar a un partido, cuya cu?pula (incluida la reforma de su sede nacional) se alimenta (en calidad de “beneficiario a ti?tulo lucrativo”) de la presunta actividad de bandas dedicadas a la fuga de capitales, reparto de sobresueldos, impago de impuestos, extorsio?n de empresarios, tra?fico de influencias, manejos y negociaciones prohibidas a funcionarios y adjudicaciones turbias y arbitrarias. Han de continuar actuando los jueces y han de clarificarse -de manera que con el tiempo sean conocidas y bien conocidas- sus actividades para que los siete millones de espan?oles que au?n han confiado en ellos queden empachados de su poli?tica. Podi?amos, incluso, habilitar una ca?rcel exclusiva para exmiembros del PP.
Un gobierno en minori?a del PP -con los pro?ximos recortes exigidos por la Unión Europea- obligari?a a Rajoy a compromisos puntuales, cambio de algunos ejes de la poli?tica del estado -la educacio?n y la sanidad en primer te?rmino y la comunicacio?n- y ver co?mo puede afrontar los problemas de los ciudadanos sin rodillo y con una mayori?a en las Cortes contraria a sus tradicionales posiciones… En fin, dieciocho o veinte meses hasta que la situacio?n este? lo suficiente madura para que unas elecciones que se adelanten -entonces, si?- puedan cambiar la fotografi?a electoral y conseguir para la izquierda, de verdad, el poder que es necesario para la supervivencia de los ciudadanos.
Que gobiernen, pues, ellos hasta que ya no puedan hacerlo ma?s y durante ma?s tiempo.