Uno de los datos ma?s significativos, desde el punto de vista del independentismo, en las pasadas elecciones generales, ha sido su fracaso ante una opcio?n nueva -y pra?cticamente sin estructura ni li?deres- en las diversas naciones del estado: la laminacio?n del BNG, el hundimiento de Bildu, la desaparicio?n de MES y Geroa Bai, el estancamiento de ERC, la desaparicio?n de propuestas nacionalistas en Compromi?s, e incluso los malos resultados de PNV y Democràcia i Llibertat. Podemos se convierte en primera fuerza en Catalun?a y en el Pai?s Vasco en nu?mero de votos y segunda en Baleares, Canarias, Pai?s Valenciano, Galicia y Navarra.
Si exceptuamos Galicia, Catalun?a y el Pai?s Valenciano donde Podemos ha sabido aglutinar fuerzas y/o li?deres consolidados, en las dema?s naciones con componentes nacionalistas importantes, no podi?amos esperar ese resultado. Especialmente sangrante en el Pai?s Vasco y Navarra.
Dos son, a mi entender, las causas del feno?meno. De una parte la apuesta decidida de los medios de comunicacio?n -y de la oligarqui?a- por sustituir el bipartidismo de PP y PSOE, ya amortizados como opciones de futuro por su corrupcio?n y estructura vieja, por dos fuerzas nuevas, “frescas” y estimulantes. De ahi? su aparicio?n continua en los medios, con debates a cuatro, aislando y arrinconando a partidos con ma?s derechos legales como IU y a los nacionalistas catalanes y vascos. Esto ha favorecido el “voto u?til” a Podemos que ha sabido plantear que es la u?nica fuerza, desde la izquierda, con posibilidades de realizar un “cambio de modelo social”, de “ruptura democra?tica” con cambio constitucional, y de juventud sin estar contaminados por la corrupcio?n. Y, aunque los ana?lisis de los partidos independentistas han sen?alado la imposibilidad de Podemos de responder a sus promesas porque, y precisamente en la cuestio?n nacional, no tendra? mayori?as suficientes para realizarlas, la percepcio?n de los votantes ha sido diferente en tanto que, por fin, alguien diferente a los socialistas -con su pasado de corrupcio?n y engan?os-, teni?a la posibilidad de representar sus ideales: el combate de verdad a la derecha espan?ola.
Y, por otra parte, porque los independentistas y nacionalistas han tenido el discurso “viejo” de siempre: la de tener un grupo parlamentario en Madrid para defender la soberani?a poli?tica de sus territorios. Que hasta la fecha no ha servido para nada. Y frente a Podemos, que podri?a conseguir el cambio poli?tico de verdad en Madrid, que podri?a combatir con e?xito la corrupcio?n, que podri?a garantizar los derechos sociales y, encima, reconocer el derecho a decidir y la plurinacionalidad del estado, no habi?a color. Entre otras cosas, porque su mensaje ha llegado a todos con claridad y los otros han estado ausentes. Y, en las elecciones generales, los votantes han votado en clave general.
Los independentistas han de recordar que su auge actual no es la consecuencia de ideales identitarios en su totalidad, sino que muchos de los nuevos nacionalistas lo son porque la independencia plantea una esperanza de una sociedad ma?s libre, ma?s democra?tica, ma?s justa, menos corrupta, con ma?s trabajo y con mejores salarios, con ma?s prestaciones sociales, con vivienda para todos y con solucio?n a los problemas medioambientales, de igualdad de ge?nero… Una sociedad que parece quime?rica en la Espan?a actual. Evidentemente, porque la gestio?n de una nacio?n independiente esta? relacionada con nuevas poli?ticas econo?micas. Y esto ha de tener un peso imprescindible en sus ofertas electorales.
¿Que? hubiera pasado si los partidos independentistas y/o nacionalistas hubieran planteado una opcio?n conjunta para las elecciones generales? ¿Con un planteamiento total de ruptura institucional y de cambio de modelo social? ¿Y de lucha radical contra la corrupcio?n? ¿Que hubiera podido ser identificable como la ruptura que no se pudo hacer en el 78? Vaya, un Podemos real, con la gente que ha estado en la movilizacio?n social -donde Podemos ha estado ausente aunque ha querido apropiarse de la PAH y del 15M– y en la lucha diaria con los que padecen exclusiones de todo tipo.
Para las elecciones generales y europeas, hay que actuar en clave general, no hay alternativa. Porque si los electores no llegan a captar que todos los nacionalistas/independentistas actuarán juntos, en Madrid, con todos los que quieran cambiar la sociedad, la Constitución y trabajar por la “ruptura democrática” como paso previo a sus propias reivindicaciones, continuarán votando al que mejor responda a esa imagen -antes el PSOE y ahora Podemos. Los “mass media” y el contexto les hacen votar en esa clave y solo los más ideologizados pueden entender otras premisas y conjeturas. Y ma?s cuando los cambios que se pretenden de ruptura institucional son imposibles desde la aritme?tica electoral y desde los pactos de gobierno. Aunque despue?s pudieran llegarse a acuerdos con fuerzas como Podemos si finalmente logra substituir al PSOE. Pero que no podrían mantenerse mucho tiempo cuando de verdad se plantee el derecho a decidir. Porque Podemos no deja de manifestar que ellos son los u?nicos que pueden garantizar la unidad de Espan?a. Y en estas elecciones han conseguido lo que no logro? ni Franco, ni PP, ni PSOE: sumir a los nacionalistas en el desconcierto y la confusio?n.