Por Toni Roderic, Presidente de Los Verdes.
El que un ministro beato y supernumerario del Opus Dei vea criticada su labor por la Conferencia Episcopal que lamenta la poca sensibilidad humanitaria del sujeto –y por tanto su poco cumplimiento del mandato de Jesús– en el tema de las devoluciones en caliente en la frontera de Ceuta y Melilla, no deja de ser un bochorno más de la gestión del más inepto de los ministros que en 36 años de Constitución hemos tenido en España.
Que ante la crítica de los obispos, un personaje como éste se atreva a decir que “España es un estado aconfesional”, cuando ha protagonizado esperpentos tan graves como condecorar a Nuestra Señora María Santísima del Amor por sus méritos policiales en abril, destacando los valores de la Virgen compartidos con la Policía “como la dedicación, el desvelo, la solidaridad y el sacrificio”, no deja de ser un disparate más de Jorge Fernández Díaz.
Que ante la crítica a las políticas de Fernández Díaz, por parte de Cáritas Española, Confer, Secretariado de la Comisión Episcopal de Migraciones y Justicia y Paz, que han remitido un comunicado con el que quieren solicitar la retirada inmediata de la disposición sobre las expulsiones sumarias de inmigrantes, esta lumbrera de la política rajoyista se atreva a decir que “Creo en la separación de Iglesia-Estado, cada institución tiene su ámbito de competencia”, cuando se ha rodeado en el ministerio de asesores y altos cargos no sólo católicos de pro, sino que incluso contribuyen a la causa con su afiliación al Opus Dei o a la Orden Constantiniana de San Jorge, a la que pertenece el propio ministro a pesar de no estar reconocida por el Vaticano, no deja de ser un desatino más de esta eminencia.
Que ante las evidencias de incumplimiento de la ley –de la española, de las directivas europeas y del sentido común- con el agravante de las muertes en el Tarajal, por ejemplo, y que ha sido criticada por el Consejo General de la Abogacía, de Asociaciones de Jueces, de ONGs, y de un gran número de partidos políticos que han exigido la «retirada inmediata» de la reforma de la Ley de Extranjería y que al mismo tiempo, expresan su «enérgico rechazo» a esta iniciativa introducida «a última hora» en el proyecto de Ley de Seguridad Ciudadana, este sujeto quiera continuar con su farsa del “rechazo en frontera” para legitimar las devoluciones en caliente cuando la modificación que se contempla en la reforma “viola derechos humanos, da cobertura legal a una práctica ilegal que se viene constatando desde hace tiempo y no va a aportar soluciones a ninguna de las causas por las que las personas migrantes abandonan sus países de origen, siendo además una criminalización flagrante de la pobreza y de la exclusión social”, no deja de ser una insensatez que no nos puede extrañar viniendo de quién viene.
Las apelaciones a Santa Teresa, que la tiene como intercesora de su política, y a la presencia de Dios en el Congreso de los Diputados ponen el contrapunto a este bochorno indecente de ministro que Rajoy mantiene.
Váyase, sr. Fernández Díaz, y no nos avergüence más. Jamás, un ministro en democracia había violentado tanto la justicia, la equidad, el estado de derecho y los derechos de los ciudadanos. Jamás, en un país occidental y democrático, alguien que antepone supersticiones y creencias personales a la hora de tomar decisiones ha ocupado un cargo de tanta responsabilidad. ¡Váyase, sr. Fernández Díaz!