Por Toni Roderic, Secretario de Organización de la Confederación de Los Verdes · Els Verds · Berdeak · Os Verdes.
La visita de Mariano Rajoy a Nueva York, con su paso por la sede de la ONU, ha puesto de manifiesto –si alguien aún lo dudaba- la categoría política y personal del líder más mediocre y cutre que la marca España ha arrastrado por el mundo mundial.
Ha sido verse allí, rodeado de líderes mundiales, y ha empezado a actuar como esos nuevos ricos que quedan retratados de inmediato. Primero, con la entrevista concedida a Bloomberg TV en la que vuelve a ser pillado en el tema Bárcenas y la financiación irregular del PP. No tenía ni idea de lo que es un periodista estadounidense, ni de lo que son los medios allá. Y, para postres, intentó que la cadena no emitiera los momentos –de vergüenza ajena- en los que hablaba del tema. Tanto él, como el estado español, han quedado a la altura de los países más subdesarrollados democráticamente.
Para acabarlo de arreglar, Rajoy, hizo un canto a la Alianza de Civilizaciones y a ONU Mujeres, proyectos de Zapatero –en los años de bonanza económica- que cuando estaba en la oposición criticó duramente. Este cambio –en la situación actual- ha hecho que Rajoy reciba los elogios de la administradora del PNUD, Helen Clark, y de la directora general de la UNESCO, Irina Bokova, porque España ha hecho, con casi 1.000 millones de dólares (unos 750 millones de euros), la mayor donación individual a un programa de desarrollo de la ONU: el dirigido a cumplir los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Rajoy ha recordado en este foro mundial que España es el sexto país que más dinero aporta a la ONU. “A medida que la economía española está volviendo a crecer, volveremos a apoyar estos esfuerzos con una inversión en cooperación al desarrollo generosa, inteligente y eficaz”, prometió Mariano Rajoy ante la Asamblea General de la ONU.
Si, después de esto, no le dan una placa honorífica, seguro que se la dan los pensionistas españoles, los enfermos crónicos, los parados, la sanidad pública, los dependientes, los universitarios sin beca, la educación pública y los ciudadanos españoles.