Hoy, 11 de julio, hace 20 años del Genocidio de Srebrenica durante la guerra de Bosnia. Murieron 8.371 personas de etnia bosnia musulmana –según los datos oficiales, aunque otras fuentes los cifran en 10.700- por parte de unidades del Ejército de la República Srpska, el VRS, bajo el mando del general serbio Ratko Mladi?, así como por un grupo paramilitar serbio, en una zona previamente declarada como «segura» por las Naciones Unidas ya que en ese momento se encontraba bajo la supuesta protección de 400 cascos azules holandeses. Aunque se buscaba la eliminación de los varones bosnios musulmanes, la masacre incluyó el asesinato de niños, adolescentes, mujeres y ancianos, con el objetivo de conseguir la limpieza étnica de la ciudad.
Hasta ahora han sido localizados e identificados por pruebas de ADN 6.800 víctimas, cuyos restos se han depositado en el Centro Memorial de Potocari. Muchas otras están en proceso de identificación.
Las tropas serbo-bosnias además expulsaron a unas 30.000 mujeres y niños y cometieron muchos otros crímenes, incluidas torturas y violaciones. El Tribunal penal internacional de La Haya para crímenes de guerra cometidos en la ex Yugoslavia (TPIY) y el Tribunal Internacional de Justicia calificaron este crimen de genocidio.
Ante este genocidio sin sentido, Los Verdes planteamos la solución de cualquier conflicto utilizando paradigmas al margen de los usados –y que se plantean muchas veces como irresolubles- de fronteras, estados, nacionalismos, pueblos… y que la mayoría de las veces son el resultado de las políticas de expansión nacionalista de los estados europeos de los siglos XIX y XX y que tantas muertes y destrucción produjeron y producen aún hoy. Sin que asuman –las potencias coloniales- las consecuencias de sus políticas. Los Verdes apostamos por una nueva cultura pacifista de la resolución de conflictos. Sin prejuicios, sin estereotipos, sin apriorismos: ninguno de ellos podrá solucionarse sin la paz como premisa. La negociación sin exigencias de ninguna clase, con el respeto estricto a los Derechos Humanos. Los ciudadan@s por encima y por delante de cualquier otra consideración.
La no-violencia, la ternura y la paz, en la resolución de conflictos, nos obliga a destacar los derechos humanos por delante de cualquier otra consideración. Se ha de priorizar el bienestar de las personas por encima de todo. El avance de la democracia, de la transparencia y la participación de los ciudadanos en el gobierno de sus colectividades. Y la participación de todos sin exclusiones. Hay que darle la mayor de las oportunidades a la paz, a las personas y a la no-violencia en la resolución de conflictos. Ningún sufrimiento, ninguna muerte puede justificarse en beneficio de nada. El fin no justifica ningún medio.
En ese sentido apelamos y exigimos el compromiso irrenunciable de los organismos internacionales que han de estar prestos a poner todos los medios para detener los conflictos: cascos azules de intermediación, control de la venta de armas a zonas potencialmente peligrosas, detención de los responsables poniéndolos a disposición de los tribunales internacionales, legislación estricta para los crímenes de guerra y para los responsables de la violencia, sanciones inmediatas para los estados que incumplan alguna de las resoluciones…
Srebrenica debe hacernos reflexionar sobre nosotros mismos para entender que un genocidio no es algo lejano en el tiempo, como el Holocausto, o propio de lugares remotos, como en Ruanda. Puede suceder a la vuelta de la esquina. En una Europa que suponemos «civilizada«.
Hacemos nuestra la frase de Roger Martin Du Gard «No puedo admitir la violencia ni siquiera contra la violencia”.