Por Toni Roderic, Secretario de Organización de la Confederación de Los Verdes · Els Verds · Berdeak · Os Verdes.
La presentación de una PNL en las Cortes Valencianas por parte de Esquerra Unida del País Valencià para que se prohíban los “bous al carrer” (toros ensogados, embolados, tirados al mar, toros maltratados, estresados, heridos o muertos,…) ha puesto de manifiesto claramente la política animalista y ecologista de Compromís – Equo.
El Síndic de Compromís y líder del Bloc (coaligado con Equo), Enric Morera, ha afirmado hoy en la prensa valenciana que no comparte la prohibición porque está a favor de las tradiciones valencianas. Y calificó el debate abierto por EUPV de inoportuno.
Dejando de lado la consideración de oportuno o no de un debate, que también nos muestra a las claras el comportamiento político de casta de los que la defienden, no deja de sorprendernos los argumentos utilizados en defensa de los “bous al carrer” que son, poco más o menos, los mismos argumentos que exhiben, día tras día, los partidarios de la tauromaquia, como si la tradición justificara el maltrato animal: los “bous al carrer” es una tradición valenciana y, por tanto, no se puede criticar sin traicionar las esencias de la patria valenciana.
Qué curioso que un partido que apela al voto de medioambientalistas, ecologistas y animalistas, “cierre filas en defensa de los aspectos más siniestros de nuestra tradición colectiva, como si lo tradicional y étnico estuviera por encima de toda crítica y racionalidad” -como explica el profesor Mosterín.
Aceptar la tradición como un valor “per se” es negar la posibilidad del progreso de la cultura. Defender una salvajada porque es tradicional nos habla de la categoría moral del defensor.
Si contamos que, en el País Valenciano, se celebran, aproximadamente, 3000 festejos anuales que tienen en común la intoxicación etílica –causa de los resbalones y accidentes- y el dar salida a la mala leche y a la testosterona mal dirigida de una chusma que se dedica a maltratar salvajemente a un animal, tendremos una instantánea del tema que nos ocupa.
“A estas alturas de evolución cultural de la especie humana y de desarrollo de los estudios de la neurología, no se puede mantener que los toros no sufren cuando los ensogan o les ponen bolas de fuego en los cuernos o los sueltan por las calles para el disfrute del personal” –señaló ayer Joan Francesc Peris, Portavoz de Los Verdes.
Y, por todo eso, por causar un sufrimiento a un ser vivo gratuitamente, para contentar las bajas pasiones de una tradición salvaje, es lo que nos hace moralmente asumir la negativa al maltrato de los animales.
Con nosotros que no cuenten, por más tradición pueblerina que sea: ¡la tortura no es cultura!