Por Toni Roderic, Presidente de Los Verdes.
#MarParaBolivia
A finales del siglo XIX, Chile declaró la guerra a Bolivia y Perú haciendo suyos los intereses de compañías transnacionales –básicamente inglesas y estadounidenses- con ayuda de oligarquías locales, por un conflicto territorial de la zona de Atacama y otras adyacentes ricas en guano, salitre y cobre.
Como consecuencia de la guerra –en la que murieron 23.000 personas entre civiles y miltares-, Bolivia perdió su única zona marítima y Perú vio mermado su territorio: Chile tomó posesión no solo de una importante extensión territorial (120.000 kilómetros cuadrados), sino también de sus depósitos salitreros, guaneros y cupríferos. Estos fueron adquiridos mayoritariamente por capitales británicos mediante la compra de bonos desvalorizados emitidos antes del conflicto por Perú y adquiridos a bajos precios con préstamos de bancos chilenos, que los hacían dueños de las salitreras. Esto ha llevado a parte de la historiografía moderna a ver a las transnacionales inglesas como instigadoras ocultas de la guerra. No fue un conflicto entre pueblos sino económico.
Desde entonces, Bolivia ha reclamado en diversas ocasiones la necesidad de su salida al mar soberana, para dejar de estar enclaustrada, y ha sido apoyada en ocasiones por la clase obrera chilena e incluso por políticos chilenos de forma intermitente.
Desde Los Verdes, y precisamente este 23 de marzo, 136 años después del primer enfrentamiento, nos solidarizamos con los pueblos andinos y hermanos, y pedimos un esfuerzo de buena voluntad por parte de todos para que Bolivia pueda asomarse al mar, soberanamente, en la idea, como dice el Presidente Evo Morales, que “El mar de Bolivia será un mar de los pueblos, un mar de esperanza y reconciliación, abierto al encuentro de todas las naciones del mundo como testimonio de que los países hermanos pueden resolver sus conflictos de manera pacífica”.