Por Toni Roderic, Secretario de Organización de la Confederación de Los Verdes · Els Verds · Berdeak · Os Verdes.
Ahora que a los voceros de la casta se les llena la boca comparando la monarquía borbónica española con las europeas, estaría bien comparar las génesis de todas ellas, porque no hay ninguna monarquía de las comparadas en Europa que haya sido reinstaurada por efecto “de un golpe militar apoyado por el fascismo y nazismo internacionales, en contra de un estado republicano con un gobierno democráticamente elegido”, como explica el profesor V. Navarro. Sin ese golpe militar sangriento, España, hoy, no sería una monarquía: sería una república.
Pero es que, además, Franco y la casta oligárquica española –la estructura de poder económico, financiero y político- dejaron atada y bien atada la transición de la dictadura a la democracia con la presencia y liderazgo de Juan Carlos de Borbón.
No es por casualidad que el Rey tenga una fortuna de casi dos mil millones de euros –según los medios internacionales- cuando él se había vanagloriado de comenzar su reinado sin dinero personal o que esta fortuna no haya sido nunca ni explicada, ni auditada, ni controlada, democráticamente, como la de cualquier hijo de vecino.
La actual crisis económica, social, ambiental y política pone en cuestión la estructura del régimen de la transición. Y es esto lo que debíamos estar discutiendo. ¿Es posible continuar con estas estructuras? Si buscamos algo diferente, tenemos que hacer algo diferente. No es suficiente con un cambio nominal de monarquía a república con la misma casta oligárquica al mando del sistema. El déficit del estado de bienestar actual no puede cambiarse si no hay un cambio profundo de las estructuras del estado. Los inmovilistas (la gran patronal, los bancos, los grandes grupos mediáticos, la Iglesia, el Ejército) son los grandes defensores de la monarquía y del establishment actual con sus representantes políticos: PP y PSOE.
Y, por eso, las estructuras del estado, al servicio del estado emanado de la dictadura, se emplearán a fondo en su defensa: más de siete mil policías en el día de la coronación del nuevo rey, listas de personas fichadas para evitar cualquier transgresión, uniforme militar del nuevo rey, campaña mediática en su favor, pacto entre los partidos de la casta, prohibición de la libertad de expresión el día de la coronación, ley mordaza… Visto lo cual, si alguien tenía alguna duda, habrá podido comprobar que se cambia una persona para que todo siga exactamente igual. Y somos nosotros, el pueblo, el que con nuestro esfuerzo, con nuestra lucha, con el voto y con nuestro ejemplo cotidiano, los que tendremos que cambiar las cosas. Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo ni confíes en los mismos.
Otra realidad es posible si queremos de verdad.
Al alba, por Luis Eduardo Aute, consiguió burlar la censura de la época al disfrazarla como una canción de amor… realmente, dedicada a las víctimas de los últimos fusilamientos del franquismo.