El Partido Popular Europeo (PP), la Alianza de los Liberales y Demócratas por Europa (Ciudadanos), y la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas (PSOE, con la excepción de la eurodiputada socialista Soledad Cabezón), han dado luz verde al acuerdo comercial entre Canadá y la Unión Europea sin hacer caso a una pancarta desplegada en el hemiciclo del Parlamento Europeo que pedía a los diputados que «hicieran historia» y dijeran «no» al Comprehensive Economic and Trade Agreement (CETA) o, en castellano, Acuerdo Integral de Economía y Comercio.
El Gobierno español del PP y sus coaligados de Ciudadanos y PSOE junto a la Comisión Europea han negociado, de espaldas a la ciudadani?a y a sus representantes poli?ticos (parlamentos nacionales y europeo), un amplio acuerdo de liberalizacio?n de comercio e inversiones que representa un serio peligro para la democracia y la debida proteccio?n de los derechos laborales, medioambientales y de salud, anteponiendo el intere?s comercial de los inversores y empresas transnacionales al intere?s general.
Si la Europa de los recortes ya no es garantía de calidad de vida para sus ciudadanos, si la Europa que pacta con Turquía deshacerse de refugiados ya no es garantía de la defensa de los Derechos Humanos, ahora, nos queda claro que Europa ya no será garante ni de un desarrollo sostenible, ni de lucha contra el cambio climático, ni de protección del consumidor.
Cuando desaparece el Principio de Precaución incumpliendo el propio Tratado de la Unión Europea y se destruye la capacidad de acción ante sustancias tóxicas, cuando no aparece el compromiso de evitar que la temperatura del planeta suba por encima de los 1,5 grados centígrados -y que ha sido el principal objetivo alcanzado en la COP21– y cuando, en cambio, aparecen los lobbies que representan a las grandes corporaciones con un papel privilegiado en la toma de decisiones, nos queda un poco más claro que el CETA no es ni será bueno para la ciudadanía de esta Europa Estafa en manos de gobernantes mentirosos.
Algunos aspectos del CETA empezarán a aplicarse provisionalmente de inmediato mientras otras deberán esperar a la aprobación por los diversos parlamentos estatales. La aprobación definitiva tendra? implicaciones importantes para todos los ciudadanos, sen?alamos las tres principales:
- Si se eliminaran las barreras de todo tipo al libre comercio, sectores industriales enteros quedari?an expuestos a una competencia transatla?ntica feroz que beneficiari?a a las grandes multinacionales a costa de reducir o eliminar a los competidores nacionales ma?s pequen?os gracias a la economi?a de escala. Seri?a particularmente difi?cil para algunos sectores -como la agricultura europea- donde las diferencias son demasiado grandes como para establecer una competencia justa.
- La armonizacio?n de la regulacio?n (especialmente los esta?ndares que incluyen los alimentos modificados gene?ticamente y el REACH sobre regulacio?n qui?mica), incluiri?a un reconocimiento de ambos marcos regulatorios como equivalentes, por lo tanto, muchas regulaciones medioambientales y sociales europeas dejari?an de ser efectivas a la hora de proteger a consumidores, pacientes y medioambiente.
- Si se incluyera en el CETA un capi?tulo de proteccio?n de la inversio?n, las compan?i?as podri?an demandar a los gobiernos por poner en riesgo sus beneficios potenciales y pedir indemnizaciones millonarias. Las regulaciones que podri?an implicar un riesgo para las corporaciones incluyen, entre otras, las moratorias y prohibiciones sobre tecnologi?as arriesgadas o peligrosas como el “francking” o la biotecnologi?a. Tambie?n, limitari?a, considerablemente, la capacidad de los reguladores para intervenir en el mercado. A trave?s del mecanismo de resolucio?n de conflictos entre inversor y Estado, se garantizari?a a las corporaciones y bancos ma?s derechos que a la ciudadanía, dejando a los contribuyentes con la responsabilidad de pagar indemnizaciones millonarias en un momento en el que los presupuestos nacionales esta?n luchando para cubrir los costes esenciales de los servicios pu?blicos.
Si, aún, hay alguien de buena voluntad, que se considera de izquierdas, progresista o simplemente humanista, que no quiere ver que PP y PSOE defienden la estafa del liberalismo económico -el CETA– en contra de todos los derechos conseguidos por los ciudadanos europeos tras decenas de años de lucha para conseguir un estado de bienestar, que sepa que desde hoy les hemos dado vía libre para acabar de cerrar el círculo de la estafa neoliberal a favor de las empresas multinacionales. Los perdedores continuaremos siendo los mismos.