El 11 de julio del 1985, los habitantes de Nueva Zelanda se despertaron con la noticia del primer atentado terrorista ocurrido en su territorio en toda la historia. Los servicios secretos franceses hundieron el barco de Greenpeace, Rainbow Warrior, que iba a iniciar protestas por las pruebas nucleares francesas en el atolo?n de Mururoa.
En el atentado murio? el foto?grafo de Greenpeace, Fernando Pereira. El gobierno france?s responsable era el del presidente socialista Franc?ois Mitterrand y del primer ministro Laurent Fabius -que actualmente es el ministro de Asuntos Exteriores. No consta que Nueva Zelanda bombardeara París en represalia por el acto terrorista france?s.
Ayer, en una segunda edicio?n del ataque al Rainbow Warrior, el gobierno Hollande detuvo en sus casas a 24 ecologistas con la peregrina escusa de que “habi?an participado en actos violentos en el pasado en el marco de manifestaciones y habi?an expresado su deseo de no respetar los principios del estado de emergencia”. El director general de Greenpeace Francia, Jean-Franc?ois Julliard, respondio?, en declaraciones al canal BMFTV, que el conjunto de los activistas objeto de estas o?rdenes son “militantes pacifistas que no han cometido ningu?n tipo de violencia”. Entre ellos se encuentra Joe?l Domenjoud, miembro del equipo juri?dico de la coalicio?n Climat 21, que agrupa a 130 asociaciones, ONG y sindicatos. Por su parte, la Liga de Derechos Humanos señaló que “Esta medida (…) pone de manifiesto que la lucha contra el terrorismo en este caso no es ma?s que un pretexto para prohibir toda voz disonante”.
Hoy, para acabar el despropo?sito socialista france?s, la polici?a disolvio? la manifestación alternativa contra el cambio clima?tico en Pari?s con gases y porras. Los antidisturbios han arremetido contra los manifestantes y han sido detenidas más de un centenar de personas -208 según uno de los medios consultados.
Pareceri?a que los socialistas franceses hubieran perdido el entendimiento pero su historia sanguinaria y terrorista contra los defensores del medio ambiente y a favor de un nacionalismo rancio, agresivo y chauvinista, no nos hacen olvidar – 30 an?os despue?s- sus tristes acciones.