Debo confesarles que el pasado lunes -segundo di?a de Pascua- me puse a llorar como una Magdalena al leer el arti?culo que sobre los refugiados de Idomeni escribio? la vicepresidenta del gobierno a la valenciana, Mo?nica Oltra. Afortunadamente, la ejemplar li?der ha podido viajar alli? a ver “in situ” todo lo que sufren los migrantes en Grecia y ha podido conta?rnoslo: no teni?amos ninguna informacio?n ni conoci?amos sus suplicios, dolores y tormentos y gracias a su relato tan aterrador todavi?a estoy espeluznado.
Por suerte, tambie?n, Oltra nos denuncia en su arti?culo los malditos responsables de esta desgracia: son los hombres poderosos que toman las decisiones en la Unio?n Europea. No espera?bamos un ana?lisis ma?s acertado desde una perspectiva de izquierda. Y, entre sollozos de pena, concurrimos con la dirigente valenciana en la rabia contra los que se han olvidado del Evangelio.
Coincidimos, tambie?n, con ella, como no podi?a ser de otra manera, en culpar al Gobierno del PP porque no nos deja hacer nada. Ya ven ustedes. A pesar de nuestra buena disposicio?n -ante el holocausto de nuestros hermanos kurdos ba?sicamente- no podemos hacer nada. ¡Que? la?stima que tengamos que obedecer al gobierno espan?ol y no hagamos como otros!
Y aunque la vicepresidenta no haya dicho nada de los muertos del Tarajal en Ceuta ni de las devoluciones en caliente de Melilla y aunque no haya visitado estas ciudades, sabemos de su profunda preocupacio?n por los migrantes subsaharianos o magrebi?es y que seguramente tiene algunas profundas ideas para buscar soluciones a las mismas.
Quiza?s, si tuvie?ramos un toque de rebeldi?a podri?amos hacer algo aunque no quisiera Soraya Sa?enz de Santamari?a, Margallo, Ferna?ndez Di?az o Rajoy. Hoy, lo que ma?s necesitan los refugiados son me?dicos, medicinas y psico?logos. Y no creo que haya que pedir permiso para ayudar en esta li?nea. Ni tampoco en buscar otro tipo de medidas en su ayuda. Aunque no quieran los malos.
Y si el gobierno valenciano -en vez de hacer referencia al Evangelio y padecer en silencio los espasmos del sufrimiento de nuestros hermanos- hiciera algu?n tipo de accio?n legal o alegal contra los verdaderos responsables, contra los pai?ses responsables, contra los fabricantes de armas, contra los traficantes de armas, quiza?s nos creeri?amos tanto relato lacrimo?geno y populista. Y, si toma una posicio?n comprometida y decidida contra la Unión Europea, au?n nos los creeri?amos ma?s.