Por una democracia real y efectiva, 8 de marzo día internacional de la mujer.
Desde que en 1911 se celebrara por primera vez en algunos países europeos el día internacional de la mujer trabajadora, venimos reivindicando cada 8 de marzo con manifestaciones, proclamas, huelgas, una igualdad que algunos dicen ya existe al estar disfrutando de un sistema democrático.
Pero lo cierto es que no ha habido cambios reales, dado no han desaparecido los mitos falsos que dieron paso a la democracia como la entendemos hoy en día. Qué bonita la proclama de la revolución francesa, ¿verdad? Liberté, egalité, fraternité… paremos un momento, reflexionemos fraternité. En 1789 se marca claramente quien reclama la libertad y la igualdad frente al poder los hermanos… frère… hermano en masculino… por lo tanto la tan vitoreada revolución francesa de la que nace la democracia actual se encuentra basada en una desigualdad y por ello la Declaración de los derechos del hombre nos dejó fuera a la mitad de la población que no éramos hermanos. Es por ello que Olympe de Gouges en 1791 sobre esta declaración del hombre redactó la Declaración de la mujer y la ciudadana. Su atrevimiento a mostrar que la revolución nos discriminaba la llevó a la guillotina.
Y claro, si construimos sobre una desigualdad un sistema de convivencia, si construimos sobre una desigualdad las reglas del juego que deben marcar las relaciones en este sistema, si construimos sobre una desigualdad la estructura que debe mantenerlo, si lo construimos bajo una mirada incompleta sin la mitad de las personas que debemos de convivir juntas para hacer de este un mundo mejor, nunca avanzaremos.
Es cierto que se han obtenido algunos derechos que como ciudadanas nos merecemos en el mundo, pero no ha sido por un cambio de raíz en los fundamentos de la democracia si no que han sido entendidos como la cesión necesaria del patriarcado para que «estas chicas no molesten demasiado».
Y en pleno siglo XXI ya no es necesario que nadie nos dé caramelos para calmarnos, el planeta fallece ante la masacre cruel de las guerras, ante el saqueo de los imperialismos, ante el ansia esquilmadora de los recursos naturales de un sistema de producción salvaje y ególatra.
En pleno siglo XXI las mujeres seguimos siendo maltratadas, mutiladas, explotadas, vendidas, violadas, asesinadas, seguimos siendo ciudadanas de segunda, de tercera de cuarta…
Es por eso que debemos tomar conciencia de lo que somos, las mujeres hacemos respirar y latir el mundo, con las mujeres el mundo es capaz de moverse, es por eso que tenemos que seguir saliendo a la calle, tenemos que ocupar el espacio público que nos corresponde y debemos reclamar una democracia real, una igualdad real y efectiva que nos trate como lo que somos ciudadanas de pleno derecho, no por concesión magnánima, la democracia real llegara cuando cambiemos el sistema para que quepamos todas y todos, mientras no sea así estaremos tratando de entrar en un vestido que no nos cabe, estaremos viviendo una falsa democracia.
Por la igualdad, por la dignidad. Por una democracia real y efectiva. Todas juntas en la calle. 8 de marzo 2019.