Juan Francisco Martel, Carmen González y Teresa Palacios, los tres magistrados de la Audiencia Nacional que han condenado a la tuitera Cassandra Vera a un año de prisión con el argumento falaz de que sus chistes y opiniones representan un «desprecio, deshonra, descrédito, burla y afrenta» a las víctimas del terrorismo, nos retrotraen a la época dictatorial del Franquismo y nos intentan cambiar el relato.
Carrero Blanco no fue una víctima del terrorismo, aunque fuera volado por ETA. Carrero Blanco fue uno de los responsables de más de medio millón de muertos en España y otro medio millón de exiliados, al dar un golpe militar contra el régimen democrático y constitucional de la II República. Además, fue el responsable -entre otros, claro está, que son los que intentan cambiarnos la Historia- de que el Estado español sea la vergüenza mundial por los desaparecidos en las cunetas. Y del expolio de las fortunas y propiedades de innumerables republicanos asesinados o exiliados. Por si eso no fuera poco, fue uno de los responsables de los asesinatos de la Guerra del Rif, en la que el glorioso ejército español fue el primero en masacrar a la población civil rifeña con gases tóxicos. Calificar pues a este verdugo de personas y de ideas como víctima es no solo una incongruencia sino una maniobra hipócrita y cínica de una derecha española que intenta legitimar una Dictadura sangrante de la que provienen algunos de ellos.
Las verdaderas víctimas son las del franquismo y la de los rifeños y sus familiares, que no han podido encontrar justicia en un régimen corrupto, las que han sido vilipendiadas por la Audiencia Nacional al condenar a una persona que, en ejercicio de su libertad de expresión, cuenta chistes sobre uno de los principales responsables de una Dictadura criminal.
La sentencia de estos tres magistrados, en consonancia con ministros deleznables democráticamente como Catalá, Fernández Díaz o Zoido, bajo el mando de Rajoy y Soraya Sáez de Santamaría, es un episodio más de la deriva de un gobierno que quiere devolvernos a la época más abominable del franquismo eliminando un régimen de libertades que nos habíamos ganado. Los terroristas no son -a pesar del PP y del PSOE– los que se expresan libremente. Terrorista fue Carrero Blanco y sus adláteres y, por mucho que lo intenten, no podrán cambiarnos la Historia ni amedrentarnos para que callemos. Como nadie tacharía de terroristas a los maquis franceses contra la ocupación nazi de Francia.
La sentencia viene a ponernos de manifiesto la mentira de la Transición. No es, ni era creíble, que pasáramos de una Dictadura a una democracia manteniendo los mismos jueces, los mismos policías, el mismo ejército y la misma oligarquía que padecimos durante la Dictadura de Franco.
Ante este ataque burdo, ridículo, vergonzante y doloroso a la libertad de expresión y, aunque es eso lo que intentan, tenemos que manifestar que no nos callarán ni nos someterán. Nos solidarizamos con Cassandra Vera y lamentamos profundamente una sentencia que intenta arruinar su vida porque creían que así nos humillarían. No lo conseguirán.