Hay otras formas más eficientes de ahorrar energía y menos dañinas para la salud y la conciliación familiar.
En los primeros an?os del franquismo, las buenas relaciones con el Tercer Reich de Hitler se hicieron notar: si, en el a?mbito educativo, junto al italiano, uno de los nuevos idiomas modernos a ensen?ar fue el alema?n, o, en el militar, voluntarios de la Divisio?n Azul auxiliaban a los nazis en la URSS comunista, tambie?n deja?bamos de vivir acorde a la hora del meridiano de Greenwich y sintoniza?bamos con el horario alema?n.
Así, el cambio horario, en Espan?a, empezo? en el an?o 1942 cuando el re?gimen franquista quiso adaptarse en todo al re?gimen nazi y adopto? la hora europea central -la de Berli?n- en la que todavi?a continuamos en vez de adaptarnos mejor o bien al horario europeo occidental que es el que nos corresponderi?a por nuestra situacio?n geogra?fica -el de Portugal, Reino Unido, Marruecos y Canarias- o bien al horario solar sin cambios.
En la actualidad, el cambio de hora, tanto en oton?o, como en primavera, obedece a una Directiva Comunitaria que intenta favorecer el aprovechamiento diurno de la luz natural y el ahorro energe?tico. Si adelantamos los relojes conseguimos que no amanezca tan temprano y alargamos las horas de sol por las tardes: el potencial de ahorro en iluminacio?n que genera esta medida puede suponer un 5%, lo que equivale a unos 300 millones de euros de acuerdo con los precios actualmente vigentes, que se podri?an ahorrar con una gestio?n mejorada de la iluminacio?n de viviendas y ciudades.
No obstante, y aunque ya se ha convertido en costumbre, el cambio horario en primavera no resulta inocuo para la salud como señalan los especialistas. Para el doctor Ferrán L. Tognetta, por poner un ejemplo, “nuestro organismo tiene un regulador horario que esta? en el centro del cerebro, y que se regula mediante la luz solar y los esti?mulos del entorno; regula un ciclo diario que afecta a los niveles de las hormonas y actividades celulares por lo que, cuando cambia el ritmo de la luz de fuera o el ritmo de las tareas, puede desorientarse”. El cambio horario produce -sobre todo en primavera- alteraciones en el suen?o, mayor cansancio, apati?a, irritabilidad y/o ansiedad. Adema?s, en algunas personas, por su profesio?n, sus caracteri?sticas, edad, ritmo de vida o presencia de enfermedades, pueden ser más vulnerables.
Como, en primavera, se cambia el horario al que estamos acostumbrados, al irse antes la luz del sol y llegar antes la noche, estamos haciendo todo una hora antes y nos resultara? ma?s difi?cil conciliar el suen?o o mantenerlo, los trastornos del suen?o -de peor calidad- son constatables para todas las personas por lo que al di?a siguiente no estaremos tan bien como se supone que estari?amos si nos hubie?ramos dormido a la hora que el cerebro esperaba. Ya se hace necesario un estudio serio de co?mo el cambio horario afecta a la siniestralidad laboral.
Desde Los Verdes, pues, manifestamos nuestra oposicio?n al cambio horario de este fin de semana ya que creemos que no esta? justificado ni por nuestra posicio?n geogra?fica, ni por un falso ahorro energe?tico que se dilapida en todas las ciudades y fiestas, porque crea problemas de salud y porque el horario solar llevaría aparejado un cambio de nuestros horarios laborales que ayudari?an en la conciliacio?n familiar.