Transcurridos más diez años desde que se aprobó la Ley integral contra la violencia de género (Ley Orgánica 2/2004), continuamos en retroceso en la lucha contra la erradicación de la violencia machista criminal, que asesina sin piedad y que es una de las formas más generalizadas de abuso contra los derechos humanos.
Transcurridos más de diez años, continuamos exigiendo alguna acción de voluntad política que no se ha producido por parte de ninguno de los gobiernos que han ocupado las instituciones desde entonces.
Más de 800 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas desde 2003, año en que en el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad comenzó a contabilizar, si bien a su manera, no teniendo en cuenta las situaciones que se producen fuera del seno de la pareja o expareja, no contabilizando otras situaciones de violencia, como las agresiones sexuales, la violencia en el entorno laboral, social, en las relaciones familiares, la publicidad sexista…
Los continuos recortes presupuestarios y las reformas legislativas como la Ley Wert, el intento fallido de reforma del aborto o la Ley de racionalización y sostenibilidad de la Administración Local -que ha hecho desaparecer muchos servicios municipales, como los de promoción y protección de las mujeres- no hacen sino agravar una situación que ya es insostenible.
El repunte de la violencia contra las mujeres en todo el mundo se encuentra amparada sin duda por la falta de respuestas institucionales y por la irrupción de los neomachismos al discurso público. No cabe duda de que la cultura de la complicidad y la banalización de la violencia contra las mujeres no ayuda a mejorar la situación por la que vienen pasando muchas mujeres y niñas a lo largo del mundo: solo en el verano de 2015, han sido asesinadas, según datos de la coordinadora feminista, 37 mujeres y 8 menores a manos de sus parejas, padres o parejas de sus madres. Y, en los últimos dos meses, hemos asistido a 16 casos más. Según datos oficiales, a día de hoy, las cifras de mujeres asesinadas por víctimas de violencia de género ascienden a 48 y 4 casos más se encuentran en investigación. Esta situación es del todo inadmisible e insostenible.
Porque nos queremos vivas, las mujeres verdes exigimos claramente y sin tapujos un compromiso serio del Gobierno para la erradicación de la violencia machista restableciendo las partidas presupuestarias, programas y fondos en materia de prevención y asistencia a la violencia de género, inversión en programas de igualdad, educación y formación, así como políticas efectivas que garanticen el derecho efectivo al trabajo en igualdad de condiciones con protocolos de actuación frente a la violencia machista.
Porque nos queremos vivas, las mujeres verdes denunciamos la falta de reacción social y política frente a los asesinatos de las mujeres que no se detienen año tras año, la falta de voluntad política para dar cumplimiento a la legislación vigente, la falta de responsabilidad de aquellos personajes políticos que lanzan públicamente ideas discriminatorias y violentas contra las mujeres.
Porque nos queremos vivas, las mujeres verdes decimos: ¡Basta al machismo criminal!