Genocidio: Palestina
La balanza de la ley está trucada;
los muertos con nombres occidentales pesan más que aquellos arabisados; eso nos demuestran las élites.
Ni un minuto de silencio,
ni una bandera a media asta,
ni un crespón negro en la última institución de la Unión Europea.
Nadie se rasca las vestiduras,
no hay televisivas plañideras
que gasten un minuto
en hablar del genocidio.
Las solemnes palabras
de Reyes y ministros
están ausentes.
Aquellos que disparan
lo hacen en nombre del Imperio;
Europa arrodillada
lame las botas ensangrentas,
de víctimas palestinas.
Hermanos en el ser;
hombres y mujeres como cada uno
de nosotros y nuestras hijas.
Quisiera ver en los parlamentos,
a los diestros parlamentarios
señalar a diario al rostro del asesino.
Sin embargo, mis queridos amigos aplauden las fábricas de metralla
que aquí fabrican,
las balas que allí quitan
la vida de niño, hombres y mujeres.
Hay una llama en la calle
al lado de la pradera;
los pueblos de la Tierra esperan
los brazos libertarios
que terminen con la guerra
y restituyan a la Humanidad
la paz y la dignidad.
Palestina es cada obrero de la Tierra, cada pueblo oprimido que resiste al invasor; Palestina es ese desierto
del que Maná leche y miel de dignidad;
Palestina es la mano que quita la careta a los bandidos y pone sobre la mesa
los nombres del asesino.
Y si ha llegado el momento
de que los pueblos de Europa despierten y no dejen pasar la guerra global que nos imponen las élites;
y si en Europa quedara
la tierna mirada de la solidaridad.
Hermanos y hermanas palestinas,
en el género humano somos uno
y me duele en el alma y en el cuerpo, cada uno de vosotros abatido.
(Marcos G. Sedano, Puerto Bayyana, 2017)
#Nakba