Petra Kelly nos dejaba estas palabras:
Ser tierno y al mismo tiempo subversivo: eso es lo que significa para mí, a nivel político, ser “verde” y actuar como tal. Entiendo el concepto de ternura en sentido amplio. Este concepto, para mí también político, incluye una relación tierna con los animales y las plantas, con la naturaleza, con las ideas, con el arte, con la lengua, con la Tierra, un planeta sin salida de emergencia. Y, por supuesto, la relación con los humanos. Ternura entre las personas, también en el seno de un partido alternativo y no violento, que apuesta públicamente sin cesar por la suavidad, la descentralización, la no violencia. (…) Nuestro rumbo debe llevarnos, sin compromisos, en otra dirección ecológica. Eso significa ponerse a andar políticamente por la vía suave.
Esa vía suave significa aprender a concebir nuestro planeta, incluyendo la atmósfera, los océanos y los continentes, como una unidad orgánica viva. Nuestro ecosistema es el universo. No lo dividamos en fragmentos y caigamos en la falsa creencia de que nos basta con entender una pequeña parte para entender también el todo. (…) En un movimiento político ecológico se necesita inexcusablemente solidaridad, paciencia, cooperación, ternura y tolerancia, a fin de que coincidan los medios y los fines.
Los Verdes hemos recogido el testigo del pacifismo como método de lucha rebelde de personas como Gandhi; la lucha incansable y desde la ternura, por los derechos civiles y sociales como la de Mandela y tantos otros; la lucha por la igualdad encarnada en tantas gentes y pensadores ateos, agnósticos y también cristianos, des de la teología de la liberación, como Leonardo Boff, a los marxistas y anarquistas y todos aquellos que han defendido modelos económicos morales, que ponen por delante la humanidad al beneficio y lucro de unos pocos; la lucha contra las guerras, contra todas las guerras porque no hay guerras justas, la lucha por la igualdad, los derechos de los pueblos indígenas ante el expolio de sus recursos y la destrucción de las culturas autóctonas, el respeto y la compasión por el otro…
Desde esta perspectiva, Los Verdes debemos apostar por una nueva cultura pacifista de la resolución de conflictos. Sin prejuicios, sin estereotipos, sin apriorismos: ninguno de ellos podrá solucionarse sin la paz como premisa. La negociación sin exigencias de ninguna clase, con el respeto estricto a los Derechos Humanos. Los ciudadan@s por encima y por delante de cualquier otra consideración.
Los Verdes planteamos la solución de cualquier conflicto utilizando paradigmas al margen de los utilizados –y que se plantean muchas veces como irresolubles- de fronteras, estados, nacionalismos, pueblos… y que la mayoría de las veces son el resultado de las políticas de expansión nacionalista de los estados europeos de los siglos XIX y XX y que tantas muertes y destrucción produjeron y producen aún hoy. Sin que asuman –las potencias coloniales- las consecuencias de sus políticas. Es significativa, y tiene que denunciarse, la responsabilidad de la política colonial española en la problemática que hoy encontramos en el sur de Marruecos. Y que como todos los conflictos debieran tener soluciones negociadas, en paz, con respeto a los ciudadanos y a los derechos humanos, sin vencedores ni vencidos y con la anuencia de los Organismos Internacionales.
La no-violencia, la ternura y la paz, en la resolución de conflictos, nos obliga a destacar los derechos humanos por delante de cualquier otra consideración. Se ha de priorizar el bienestar de las personas por encima de todo. El avance de la democracia, de la transparencia y la participación de los ciudadanos en el gobierno de sus colectividades. Y la participación de todos sin exclusiones. Hay que darle la mayor de las oportunidades a la paz, a las personas y a la no-violencia en la resolución de conflictos. Ningún sufrimiento, ninguna muerte puede justificarse en beneficio de nada. El fin no justifica ningún medio.
En ese sentido apelamos y exigimos el compromiso irrenunciable de los organismos internacionales que han de estar prestos a poner todos los medios para detener los conflictos: cascos azules de intermediación, control de la venta de armas a zonas potencialmente peligrosas, detención de los responsables poniéndolos a disposición de los tribunales internacionales, legislación estricta para los crímenes de guerra y para los responsables de la violencia, sanciones inmediatas para los estados que incumplan alguna de las resoluciones…