Por Toni Roderic, Área de Presidencia de Los Verdes.
Las espantosas imágenes que cada año soportamos con las becerradas de Algemesí -donde un grupo de descerebrados inexpertos torean y matan pequeñas becerras torturándolas cruelmente para conseguir su muerte prolongando su agonía de forma monstruosa- se han visto acompañadas este año con la imagen de un patán cafre golpeando a los pacíficos manifestantes antitaurinos sin que la policía lo identificara o detuviese y que ha aumentado el desprestigio de la localidad valenciana.
Decía nuestro admirado Saramago que: “Un animal no puede defenderse; si tú estás disfrutando con el dolor, disfrutando con la tortura, te gusta ver como está sufriendo ese animal, entonces no eres un ser humano, eres un monstruo”.
En el caso de las becerradas de Algemesí, la monstruosidad es, aún, más grande si cabe ya que se trata de la tortura de un animal ingenuo, no sometido a tienta, que entra en la plaza moviendo la cola, trotando, sin saber qué le espera. Un cachorro que, de pronto, se ve rodeado de una multitud que lo torea y banderillea y, cuando se da cuenta de qué le pasa, intenta huir y luego se rinde. Con el agravante de que, cuando lo van a matar, le pueden clavar varias espadas y, en ocasiones, lo tiene que rematar un profesional.
Maldito ejemplo para los niños que asisten a la becerrada y “que asumen con absoluta normalidad que quien ostenta el poder por la fuerza bruta está legitimado a doblegar y someter a su capricho y voluntad a los que considera más débiles o inferiores”, según escribe López Román del PACMA.
No podemos pensar que la legalidad europea permita actos de sadismo de estas características. Ni sabemos por qué no se actúa contra los responsables de esta tortura. Ni tampoco alcanzamos a comprender por qué no actúa el Defensor del Menor cuando en los vídeos se observan niños menores de diez años en el acto de tortura.
Des de aquí, y lamentándolo mucho, porque en estos casos siempre pagan justos por pecadores, hacemos un llamamiento a la población española: “O se prohíbe, definitivamente, esta monstruosidad o habrá que hacer un boicot a los productos de Algemesí”.