Por Arturo Jornet, Área de Juventud de Los Verdes.
Se ha convertido en cantinela prácticamente cotidiana, cuando encendemos el televisor, sintonizamos la radio, buceamos por internet, o simplemente, paseamos por la calle el escuchar a alguien hablar sobre alguna acción solidaria en la cual participa. Parece que las acciones solidarias, estén de moda, crecen como la espuma… donar alimentos, recaudar fondos para fines sociales y “ayudar al más necesitado” son algunas de las causas más reivindicadas por nuestra sociedad. Pero, ¿de verdad esta situación es sostenible? No quiero decir con ello, por supuesto, que no seamos caritativos, sino que pongo en cuestión la gestión que se está haciendo desde nuestros Gobiernos para que para que este tipo de acciones se vean como una cosa más del día a día de la ciudadanía.
Mientras los últimos informes de Unicef confirman que España se sitúa como el tercer país de la UE y la OCDE, detrás de Grecia y Lituania, con el mayor índice de pobreza infantil, tenemos a nuestros representantes públicos pidiendo perdón tras evidenciarse la millonada de euros que se han desembolsado a costa del esfuerzo cientos y miles de familias españolas.
Por eso, ¿queremos seguir viviendo de la caridad, dependiendo de actos benéficos para poder cubrir nuestras necesidades? Debemos hacer entender que nuestras necesidades básicas son un derecho, son unas calidades que han de ir inherentes a nuestra condición de ciudadanos y ciudadanas. Estamos hartos de ayudas y beneficencias. No podemos vivir en un país que absuelve a millonarios corruptos y que, a su vez, para que una persona pueda comer tenga que depender de bancos de alimentos gestionados por personal voluntario. Es una situación totalmente insostenible, y toda la sociedad, principalmente el sector joven debemos de luchar contra este tipo de acciones que tratan al voluntariado como un fin meramente obrador, tratando de evitar ofrecer puestos de trabajos para las personas que dedican dicho tiempo. El personal voluntario ha de ser un complemento y un apoyo a ciertas necesidades sociales, pero en muchos casos, se está sobrecargando de trabajo y responsabilidades a muchas personas que, con su buena voluntad, se someten a jornadas de trabajo similares a las personas que ejercen una labor remunerada.
Agradezco y participo de la acción solidaria y voluntaria, se debe reconocer, aplaudir y agradecer la labor de ese personal voluntario, pero mientras hay personas que viven para ayudar a personas, hay otra clase de seres que viven a costa de las personas, y es lo que no debemos permitir. Seamos reflexivos, no es cuestión de vivir en una sociedad meramente caritativa, ya que sin calidad de vida, la caridad en vez de ser un apoyo se convierte en una necesidad vital.
Por tanto, es necesario hacer conocer que este tipo de acciones no son dadas debido a una falta de capital, sino a un aprovechamiento totalmente desmesurado e indecente fomentado desde nuestras principales instituciones públicas de gobierno que, mientras se desembolsan millones y millones de capital público a sus bolsillos, debemos recurrir a actos caritativos para cubrir algo tan básico como la comida. A estas personas que tanto hablan de derechos que hagan el favor de una vez de leer las Constituciones, las cartas de derechos y que aprendan que el derecho a una vivienda digna, a la protección del menor, a una educación pública, a una sanidad universal, el derecho a la comida… todos ellos son derechos fundamentales, es decir, para todas y cada una de las personas.
Es por ello que nos sobran los motivos para pedir, una vez más, la responsabilidad de los Gobernantes de gestionar el dinero público para conseguir la calidad de vida a la que todos tenemos derechos. Que los corruptos devuelvan el dinero robado, cumplan la condena que corresponda y quien lo haya permitido dimita de sus cargos. Y si no son capaces de asumir esto, que convoquen elecciones para que aquellos que sí cuentan en sus programas propuestas de políticas públicas sostenibles, económica, social y ecológicamente realizables, podamos llevarlas a cabo.