Por Toni Roderic, Secretario de Organización de la Confederación de Los Verdes · Els Verds · Berdeak · Os Verdes.
Es imprescindible la unidad del progresismo radical europeo.
La vergonzosa expulsión de Francia de una estudiante de 15 años, Leonarda Dibrani (inmigrante kosovar), perpetrada por el gobierno socialista francés, pone fin a la idea del estado francés como “tierra de asilo”. Además, las formas utilizadas por el ministerio de Interior –la policía la sacó, por la fuerza, del autobús escolar delante de sus compañeros y profesores- nos demuestra la complicidad socialista –su lepenización- con la xenofobia de la extrema derecha francesa.
La solidaridad de los estudiantes de secundaria y sus movilizaciones han dejado en entredicho al gobierno de Hollande que prometió en 2012 –cuando aún era candidato a la presidencia- “poner fin a la retención (detención administrativa) de menores y familias con niños”.
Las mentiras y los incumplimientos de los dirigentes políticos europeos recaen siempre sobre las espaldas de los más desfavorecidos en una interpretación lamentable de los principios democráticos y poniendo fin –en el caso francés- a las esperanzas sobre el futuro papel de la socialdemocracia. Si, a esto, le añadimos el inminente pacto de la socialdemocracia alemana con la derecha de Merkel, tendremos una clara instantánea del futuro que nos espera.
Es imprescindible, pues, un cambio profundo –la unidad del progresismo radical europeo- que ponga a los ciudadanos en el centro de las acciones de los gobiernos frente a la dictadura de las oligarquías y que frene las agresiones sociales, democráticas y medioambientales.