Por Toni Roderic, Presidente de Los Verdes.
Si el debate del estado de la nación española fuera un debate democrático, en el mismo tendrían que hablar los más de 500.000 cotizantes de menos que tiene la Seguridad Social y los parados de más que Mariano Rajoy ha añadido a la lacra del paro.
También tendrían que haber participado los 3,3 millones de parados que llevan un año o más sin trabajo y los 716.000 parados de larga duración (+6 años) que hay más que al inicio de legislatura.
Tendríamos que haber escuchado también la voz de los 13 millones de españoles en riesgo de pobreza (dato oficial del INE) y la de los 800.000 niños en España que viven bajo el umbral de la pobreza (UNICEF).
Debieran de poder explicar la violencia que han sufrido los más de 200.000 desahuciados habidos en estos tres años de gobierno popular y los jóvenes que han tenido que emigrar para poder trabajar.
Especial relevancia se tendría que haber dado a los asesinados por falta de medicamentos y a los emigrantes muertos en la frontera de Ceuta.
No hubiera habido de faltar el argumento de los estudiantes sobre la política aplicada por el gobierno del PP, ni la de los dependientes. Tampoco la de los españoles que están padeciendo la pobreza energética debido a la connivencia del gobierno con los grandes grupos energéticos.
Ni tampoco se tendría que haber dejado de escuchar a los que protestamos por los recortes en libertades públicas (ley mordaza, cadena perpetua, devoluciones en caliente, represión de manifestaciones…).
Deberían haber hablado también los jueces represaliados y los juzgados por los jueces corruptos.
Si todos ellos hubieran podido participar es seguro que este debate hubiera sido bastante diferente. Muy diferente.
Y Mariano Rajoy y el PP no se hubieran atrevido a descubrir su cara, escondiéndola tras los sobres, tras la Gürtel, tras la Púnica, tras el Brugal, tras Blasco, tras de Noos y tras las obras de su sede con dinero negro. Ni esta gente ha podido llegar a más, ni nosotros a menos por consentirlo.