El Día Internacional del Buitre se celebra todos los años, el primer sábado del mes de septiembre, para informar sobre la necesidad de la conservación de los buitres en todo el mundo. El buitre es un ave carroñera que elimina los restos de animales muertos impidiendo de esta forma las epidemias en la naturaleza. La alteración del hábitat y la acción del hombre sobre la naturaleza están provocando la limitación de la existencia de los buitres en muchos lugares.
A finales de los 90 se empezó a apreciar una reducción en el número de buitres que se calculó en 2003 en un 95%. Cinco años más tarde, solo quedaba un 1‰ de la población original de buitres. La investigación de las causas de esta debacle llegó a la conclusión de que el diclofenaco presente en las carroñas ocasionaba un serio fallo renal en los buitres, causándoles la muerte por gota visceral.
Este antiinflamatorio no-esteroideo (AINE) era muy utilizado para reducir las dolencias del ganado usado en el trabajo rural. La prohibición del diclofenaco no se hizo esperar mucho desde el descubrimiento de su efecto nocivo sobre los buitres en varios países asiáticos –India, Nepal, Pakistán, en 2006, y Bangladesh, en 2010–. Las autoridades sanitarias de esos países adoptaron otros medicamentos análogos y no tóxicos. Los esfuerzos están encaminados ahora a asegurarse que el medicamento en su formulación humana no siga siendo utilizado para el ganado.
A pesar de su prohibición en diversos países y de estos precedentes, el Estado español aprobó en 2013 su uso en bovino y porcino, lo cual representa un enorme peligro potencial para las principales poblaciones de buitres europeos y para otras rapaces.
Cinco organizaciones ambientales europeas –SEO/BirdLife, WWF España, SPEA, Vulture Conservation Foundation y BirdLife Europe-, reclaman la prohibición del diclofenaco para uso veterinario en Europa y, en particular, en España, Italia, y Portugal, los tres países de la Unión Europea que acogen la mayor parte de las poblaciones de buitres del continente.
“Existen alternativas igual de efectivas, seguras para los buitres y que no suponen un mayor coste para los ganaderos. España, que tiene una gran responsabilidad a la hora de conservar a estas especies protegidas, no puede demorar una medida que es de sentido común. Prohibir el diclofenaco es una cuestión de voluntad política. Esperamos que las fuerzas con representación parlamentaria se pongan del lado de lo razonable”, señala el Responsable del Programa de Biodiversidad de WWF España, Luis Suárez.
Las cinco organizaciones ambientales instan a las autoridades europeas, españolas, italianas y portuguesas a prohibir definitivamente el uso veterinario del diclofenaco, y a desarrollar un procedimiento reglado que permita evaluar el impacto de los medicamentos de uso veterinario en la fauna carroñera, tanto de los ya autorizados como los que puedan llegar a autorizarse.
En la reciente Conferencia de las Partes del Convenio de Especies Migratorias se incluyó al diclofenaco de uso veterinario entre los productos tóxicos que tendrían que prohibirse mundialmente. La propia Agencia Europea del Medicamento ha reconocido los efectos que este medicamento puede tener en las poblaciones de buitres. Algunos países no han aprobado su uso e incluso, en Reino Unido, la dirección de medicamentos veterinarios acordó no autorizar ninguna solicitud de importación de medicamentos con diclofenaco. Tan solo queda que la Unión Europea tome la decisión de retirar el medicamento para su uso con animales.
El PP se ha caracterizado por su buena relación con los Fondos Buitre -aunque estos no tienen alas-, ya sería hora que se devolviera el buen nombre a los buitres de verdad, aunque fuera sin fondos -para la lucha medioambiental- y hicieran lo posible para su conservación como elemento indispensable para evitar posibles focos de infección completando la cadena trófica de los ecosistemas.