Por Toni Roderic, Secretario de Organización de la Confederación de Los Verdes · Els Verds · Berdeak · Os Verdes.
Hoy, 10 de diciembre, celebramos que la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó este día como el de los Derechos Humanos en 1950 para señalar a la atención de «los pueblos del mundo» la Declaración Universal de Derechos Humanos como ideal común de todos los pueblos y todas las naciones.
El Día de los Derechos Humanos de 2013 cobra una importancia especial en este año en el cual se cumple el 20º aniversario del establecimiento del mandato del Alto Comisionado para los Derechos Humanos y la aprobación de la Declaración y Programa de Acción de Viena, que marcó el comienzo de un esfuerzo renovado de protección y promoción de los derechos humanos y se considera uno de los documentos de derechos humanos más significativos de los últimos 25 años.
En España, aún tiene mucha más importancia esta celebración, precisamente este año, cuando asistimos a una escalada del gobierno tardo-franquista del PP por instaurar un terror preventivo contra las libertades básicas ciudadanas con la aprobación de la Ley Mordaza, que intenta sancionar con 30.000 € de multa a quienes “ofendan y ultrajen los símbolos, emblemas, himnos e instituciones del Estado español”, como si los símbolos fueran personas y pudieran ofenderse.
En España, aún tenemos que celebrar con más fuerza esta efeméride ya que este gobierno del PP quiere prohibir manifestarse ante el Congreso, el Senado, los parlamentos autonómicos y los altos tribunales. Pero no prohíbe que esos parlamentos y jueces recorten derechos en educación y sanidad y ordenen el desahucio de las familias que no pueden afrontar su hipoteca; y quiere prohibir los escraches y la ocupación de sucursales bancarias. Pero socializa sus pérdidas, entregando dinero público a los bancos después de causar una pavorosa crisis con sus obscenas maniobras especulativas.
En España, tenemos que hacer frente, con toda nuestra fuerza, a una Ley Mordaza que criminaliza a los que se niegan a identificarse, pero mira hacia otro lado cuando los antidisturbios esconden su número de placa. Prohíbe fotografiar, grabar y distribuir imágenes de la policía para evitar que el mundo se horrorice al contemplar su brutalidad, aporreando a escolares, mujeres, ancianos e incluso niños y les garantiza la impunidad.
Ante una ley injusta, la desobediencia pacífica radical es la única opción ética. Y, hoy, día de los Derechos Humanos, nuestro compromiso debe ser aún mayor contra la Ley Fernández Díaz, contra la Ley Mordaza. Para que no nos cierren la boca, para que no limiten de forma vergonzosa nuestras libertades cívicas, para que dejemos de ser el hazmerreír de todo el mundo democrático.